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Mensaje Dominical Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas


“TRABAJAR EN LA VIÑA DEL SEÑOR ES UNA MISIÓN QUE NOS TOCA A TODOS”

1. Nos encontramos en tiempos difíciles, nos sentimos atribulados por el miedo, la enfermedad, la pérdida de algún ser querido o la pérdida del trabajo. Millones de personas en el mundo han perdido su empleo y buscan desesperadamente un trabajo para poder subsistir y poder llevar el pan a sus hogares, muchas empresas han tenido que despedir a sus empleados y no han podido apoyarlos como ellos se merecían. También en el Evangelio de hoy encontramos gentes que están en la plaza todo el día sin trabajar porque nadie les ha contratado.


2. En la viña del Señor, que es la Iglesia, hacen falta muchos trabajadores, pero muchos creyentes están todavía muy sentados en la plaza sin animarse al compromiso del trabajo duro en la viña del Señor, se dicen miembros de la Iglesia, pero siguen sentados en su comodidad, en su pereza o en su inconciencia. En la Iglesia de Dios estamos viviendo la hora de los laicos, hoy más que nunca son necesarios los laicos en la obra evangelizadora de la Iglesia; los primeros llamados a trabajar en la viña del Señor han sido los clérigos, pero hoy con voz firme y fuerte Dios le está diciendo a los laicos vengan también ustedes a trabajar en mi viña, el trabajo es duro y difícil para todos, pero la recompensa es grande y maravillosa para todos. Es una bendición muy grande poder trabajar en la viña del Señor y para San Pablo no había recompensa más grande que la libertad de seguir predicando el Evangelio, el gozo de predicar el Evangelio no tiene comparación con otro gozo, la alegría más profunda y limpia la experimenta el predicador del Evangelio.


3. ¿Por qué se quejan los primeros trabajadores de haber recibido el mismo salario que los últimos? muy bien les responde el Señor al decirles que en eso habían pactado y que Él quiere ser bueno con los últimos, en realidad, hay un significado más profundo en esa aparente injusticia en dar lo mismo a los que trabajaron poco y a los que trabajaron más. Todos estamos llamados a trabajar en la viña del Señor, nuestra vida es una misión, es decir, una tarea encomendada por Dios que debemos realiza en esta tierra. Y el premio de cumplir esa tarea es muy superior a los méritos que hagamos en el cumplimiento de esa misión. El premio de la vida eterna supera infinitamente nuestros méritos y nuestros trabajos y Dios nos quiere dar muchísimo más de lo que podemos merecer porque Él es infinitamente bueno y misericordioso y solo está esperando podernos decir a cada uno “muy bien siervo bueno y fiel, entra a gozar del banquete preparado para ti desde antes de la creación del mundo”. Así sea.

Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas Obispo de Cancún-Chetumal

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